jueves, 20 de mayo de 2010

Un cuento de ogros feos

Hoy mi post es de denuncia social, sobre los miniyos.

Érase una vez un reino precioso y lleno de luz, en el cielo siempre había un arcoiris y en vez de un rey y una reina, había dos reinas, pero dos reinas que se querían y reinaban igual. Las reinas decidieron tener hijos y los tuvieron y la más pequeña era una preciosa princesita de ojos azules como el cielo del aquel bello país en verano, su piel era blanca como una bolita de mazapán y su pelo era rojizo como una hebra de azafrán. Siempre sonreía y daba grandes abrazos y besos a la gente buena.

Un día, llegaron los terribles ogros de las políticas laborales de caca,  que tenían la voz muy dulce, pero muy engañosa y  empezaron a crear el caos en el reino precioso de la pequeña princesita, arruinándolo todo y robando los trabajos a las gentes del lugar mientras dormían con hechizos  extraños sobre reducciones de empleo... y la gente lloraba, pero las reinas no tenían trabajo para darles y un día, los malvados ogros, robaron  los trabajos de las reinas. Las reinas no podían pagar el castillo, así que se fueron a una choza, y después tampoco pudieron pagar la choza y después no podían ni pagar la comida. Así que un día, viendo que sus pequeños príncipes se iban a morir de hambre, los llevaron con las hadas feas del CAI (centro de ayuda a la infancia) que mandaron a los principitos a una alegre casita en un barrio de pijos, donde había muchos más principitos de lejanas tierras que también estaban allí por malvados conjuros de esos y otros ogros malvados.


Niños, si veís a estos ogros, pegadles con una escoba en la cabeza!!!

Todas las noches, la princesita, era aupada en su cama, daba un besito a la foto de las reinas y se iba dormir. Y todas las semanas, sus mamis iban a verlas y la daban muchos besos y abrazos, hasta que encontraran una manera de deshacer el hechizo terrible.

Pero la mano de los ogros era larga y pérfida y poco a poco, muchas hadas perdían sus trabajos en el centro... Y la princesita  y las reinas tenían miedo.

Moraleja: o los políticos empiezan a hacer algo YA!!! o no vamos a tener dinero ni para evitar que los centros donde se protegen a los miniyos del riesgo social, entren en dinámicas de riesgo y dejen a los niños desprotegidos.

Pensad en ello mis pequeños, antes de iros a la cama, esta noche hay miniyos que por esta circunstancia besaran una foto en vez de a sus maxiyos. Y las fotos no devuelven los besos.

 Yo sigo tan feliz porque mis miniyos me hacen chantaje para que les coja en brazos y les de el yogur. Y yo babeo (me he pasado el día cuadrando citas, estoy hasta el Ohio, así que he ido a ver a los peques y a sus brujas cuidadoras). Por cierto, si tenéis un miniyo de dos años y le vais a dar un yogur, decidle que abra la boca y cierre los ojos, cuando cierre los ojos cerrará la boca, es divertidísimo XDD

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